La Atención Temprana es un grupo de técnicas educativas especiales llevadas a cabo con el objetivo de conseguir un óptimo desarrollo de las capacidades de los niños en la primera infancia (niños desde el nacimiento a los seis años de vida), para corregir trastornos reales o potenciales en su desarrollo, o para estimular capacidades compensadoras.
En los primeros seis años de vida, el desarrollo del niño se caracteriza por la adquisición de funciones básicas como el control postural, la marcha o el lenguaje. De tal forma que la consecución progresiva de las metas acordes a la edad del niño en su desarrollo, irá permitiendo la aparición de nuevas habilidades y la mejora de las ya adquiridas.
Durante estos primeros años de vida, el niño será más susceptible a todas aquellas condiciones ambientales inadecuadas, las cuales pueden retrasar o bloquear la adquisición de algunas de las habilidades que resultarían adecuadas para su edad. Llegados a este punto, resulta especialmente significativo mencionar que la capacidad adaptativa del niño sin problemas de desarrollo, permite una reorganización funcional de la que comenzamos a carecer a partir de los seis años de vida. De ahí la importancia de iniciar lo más precozmente posible los programas de intervención, especialmente en niños con alteraciones del desarrollo o con alto riesgo de padecerlos.
Este tipo de intervenciones se aplican tras contemplar al niño globalmente, teniendo en cuenta tanto al individuo como a la familia y el entorno en el que se está desarrollando.
Por tal motivo, teniendo en cuenta lo sumamente importante que resulta para el óptimo desarrollo del niño un diagnóstico precoz, en aquellos casos en los que pudiera darse cualquier deficiencia en la adquisición de las habilidades que resultarían las adecuadas para su edad y por tanto para su evolución, a continuación desarrollaremos unos sencillos patrones de observación, a los cuales podrán ustedes acceder desde el menú principal “Observar a mi hijo”, basados en el desarrollo del lenguaje y del habla, que si bien a la vista de muchos podrían parecer banales, resultan de suma importancia para mantener una observación del niño por parte de sus padres, y así detectar cualquier deficiencia en su desarrollo lo antes posible y por tanto los responsables de acudir al especialista.
NO OLVIDE la importancia de un diagnóstico precoz.